10 Julio: el Roque de los Chavales
Enga, nos levantamos, pongo un huevo, ducha y a desayunar.
Hecho, cogemos los pertrechos y a la carretera para ir al Roque de los Muchachos. La verdad es que está aquí al lado pero la carretera es criminal y con más curvas que el Gran Premio de Mónaco. Y unas cuestas... no entiendo que ningún palmero no haya ganado el Tour de Francia, de verdad.
Estás una hora subiendo y dando vueltas pero los paisajes y vistas son de otro planeta, sobre todo cuando pasas los pinos y el mar de nubes porque parece que llegas a Marte, de verdad. Y arriba, imponentes, se recortan en el cielo los telescopios y observatorios astrofísicos que le dan al lugar un aspecto peculiar... Nevado tiene que ser la leche.
Seguimos las señales al Roque y subiendo. Por fin, llegamos a la cima con sus autobuses del Imserso y su enano parking repleto pero conseguimos aparcar. Fotos, muchas, por un lado de los telescopios y por otra de las nubes, del Roque y de la Caldera de Taburiente porque esta cima, la más alta de la isla y la segunda de las Canarias, marca el límite del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.
Desde el Roque podemos ir caminando hsata las otras cumbres y al interior del volcán y nosotros escogemos un camino que va por el filo de la montaña hasta el siguiente roque. No más. Es suficiente para ver las vistas que hay desde aquí. Indescriptibles. Es como una caída de cientos de metros llena de pinos, plantas y rocas.
Pero el calor empieza a hacer mella y decidimos bajar hasta Porís de Candelaria, pueblito encastrado en la roca de los acantilados mirando al mar. Pero el camino para bajar hasta él es mucho peor que el del Roque así que paramos en la carretera y bajamos un poco hasta que vemos que no nos merece la pena el esfuerzo (el calor ya es insoportable) y volvemos ahora a Tijarafe a comer carne con mojo, una Tropical fresquita y ver cómo se incendia el Ferrari de Carlos Sáinz.
Con la tripa llena salimos al calor que ya es acojonante y vamos al Mirador de La Cumbrecita, la otra parte de la Caldera que veremos hoy. Como es lógico, el camino está lleno de curvas y es superempinado pero es mucho más corto y tardamos menos en llegar al parking del mirador donde tenemos reserva hecha por internet con anterioridad, aunque no sale ni un solo guarda a pedirnos la reserva.
Bajamos y a pesar del calor decidimos hacer un esfuerzo y vamos al mirador más cercano, la Loma de las chozas, a sólo mil metros pero el camino es terrible porque el calor aprieta como nunca lo ha hecho por aquí así que llegamos a la loma, fotos y vuelta al coche que nos va a dar algo.
¡Qué mareo! ¡Qué calor! Bajamos corriendo a Los Cancajos a bañarnos pero no es muy buena pkaya así que solo me baño yo y después a la piscina del hotel a volver a la vida. ¡Qué gusto! Para acabar, cenita mirando al mar... ¡como dos tortolitos!
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